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Ya sabemos que la gente no acude a los actos culturales porque… ¡hay tantos que la gente se cansa!
Pues no señor; la gente –habrá qué aclarar qué entienden algunos por gente– acude cuando hay algo que merece la pena. Un partido de fútbol, balonmano, etc que interesa o un concierto –por hacer referencia a actos de los definidos como multitudinarios– unas veces se ven concurridos y otras no. El público acude cuando, piensan –y con razón– que les merece la pena tal partido o tal concierto.